El codo de tenista es una afección bastante común, de hecho se calcula que casi el 3% de la población la padece en algún momento. Afecta especialmente a individuos de entre 40 y 50 años, con una incidencia ligeramente mayor en hombres que en mujeres. Se llama así porque por la naturaleza de su trabajo, son los tenistas y las personas que practican mucho deporte de raqueta, el colectivo que lo padece que más dimensión pública tiene; el revés, es el golpe que suele causar este problema.
Aunque, por la necesidad de realizar siempre los mismos movimientos forzados, otros profesionales también son proclives a padecerla. Como por ejemplo los pintores, los oficinistas, los jardineros, los fontaneros e incluso, las amas de casa.
Qué es el codo de tenista
El nombre científico de la afección que comúnmente conocemos como codo de tenista es epicondilitis. El sufijo “itis” siempre significa inflamación, por lo tanto podemos definirlo como la inflamación de los epicóndilos. La articulación del codo está formada por tres huesos: el húmero, el radio y el cúbito. En la parte interior del húmero se encuentran unas protuberancias óseas que reciben el nombre de epicódilos. Son los músculos, los ligamentos y los tendones los que mantienen unida la articulación y nos permiten mover la mano y los dedos.
Los sobreesfuerzos, especialmente repetidos por los movimientos mecánicos, y el uso excesivo de los músculos que extienden la muñeca y los dedos durante las actividades cotidianas pueden llegar a dañar el músculo extensor radial corto del carpo, situado en el antebrazo. De manera que se pueden formar desgarros microscópicos que son los responsables de que se produzcan la inflamación y el dolor que se conoce como codo de tenista.
Síntomas del codo de tenista
La epicondilitis, por su posición no es visible a la vista. Pero sí responde con dolor agudo a la palpación en la parte lateral externa del codo. Así, causa molestias y dolor que pueden ir a más en el lateral del codo y el antebrazo. Especialmente en movimientos que impliquen agarrar con la mano, es decir, estirar los músculos extensores de la muñeca y de los dedos.
Tratamiento del codo de tenista
Para hacer su diagnóstico, el especialista interrogará al paciente sobre sus hábitos de trabajo y explorará la zona en función de la sintomatología. Para asegurarse, puede solicitar que se haga una ecografía que dará un diagnóstico inmediato. El codo de tenista es una afección que suele tener un pronóstico de recuperación superior al 90%, sin tener que llegar al caso extremo de someterse a una operación de cirugía.
Al tratarse de un proceso inflamatorio, en un primer momento puede aplicarse hielo para aliviar el dolor. Pero en estadios posteriores se aplicará calor. El especialista puede recomendarnos que usemos antiinflamatorios no esteroideos, ya sea ingeridos o de forma atópica, a través de la aplicación de pomadas, para que la inflamación vaya cediendo y el dolor sea más llevadero.
En cualquier caso, el reposo es fundamental para la correcta recuperación. Y acudir a un fisioterapeuta que establecerá nuestra terapia de recuperación, normalmente a través del uso de ultrasonidos combinados con estiramientos específicos para la zona. Además, sentará las bases de un programa de higiene postural. Esto nos permitirá reeducar la forma en la que hacemos los movimientos para evitar futuras recaídas.
En cualquier caso, la prevención es siempre la mejor alternativa. Por eso, si por tu trabajo te ves obligado a forzar la zona de los antebrazos, es mejor que consultes a un especialista. Este te ayudará a descargar la zona antes de que se produzca el problema.